jueves, 24 de abril de 2014

The Running -Towards And From-.


Justo aquí, el punto donde por fin te das cuenta que te encuentras en la pequeña encrucijada, que ya no sabes que haces, que de un momento a otro – y aparentemente sin ningún fin- tu vida ha dejado de cobrar sentido. Ese es el momento del cambio. Las manos cálidas y fuertes del pequeño caos parecen tapar tu nariz y boca, en la búsqueda infructífera de crear la sensación asfixiante y ante este descubrimiento pasa a habitar en tu pecho; la pequeña opresión, el ligero dolor. Así llega el caos y se arropa tranquilo a tu lado.

Te preguntas que ha pasado, como tu vida – la cual llevas planeando desde que tenías 10 – ha llegado de pronto a este impasse. Ya no sabes a dónde vas, ni cuál es el camino correcto  ("If you don't know where you're going, any road'll take you there"- said The Cat) así que haces lo único que el frenesí diario de los homo sapiens sapiens te ha enseñado. You Run – fast as you can- ya sea hacia algo o de algo… días, meses, años después quizás entiendas que esas dos palabras llenan de sentido la acción previa.

Como ser humano, pensante y cognitivamente capaz, el instinto de preservación ante cualquier situación –imaginaria o real- que nos ponga –o nos haga sentir- en peligro viene a ti de forma mecánica y se encarga de que cada centímetro de tu cuerpo de prepare para dar la carrera de sus vidas. Estas huyendo, te proteges de un daño mayor; psicológicamente, lo racionalizas, te dices a ti mismo que fue la mejor decisión, que seguir en esa dirección solo traería problemas y dolores innecesarios, que era mejor no intentarlo, que otro día será.  Lo postergas, te aíslas y cuando vuelves a levantar la cabeza usualmente estas muy, muy lejos del destino/situación/persona que “provoco” que corrieses en primer lugar.

No me mal interpreten. No siempre que corremos cometemos un error, hay veces –gloriosas y efímeras veces- en las que tomamos un pequeñísimo leap of faith y corremos – as fast as we can- hacia algo/alguien y nos estrellamos contra ese calor embriagador que te da el coraje.  Nos sentimos satisfechos y llenos de vida. Somos responsables y estamos allí, dispuestos a todo, con los sueños palpitándonos fuerte en las orejas… ese milisegundo donde te dices “ahora o nunca” y saltas hacia la respuesta desconocida. A veces no conseguimos lo que queremos, otras veces nos estrellamos contra realidades o incluso paredes que no contemplamos antes, a veces duele y a veces – muy pocas veces- nos arrepentimos. Sin embargo, en el fondo, oculto quizás bajo una pequeña capa de dolor existe esa satisfacción intrínseca que le sobreviene a escucharnos por un rato.

Quizás la muerte y el cambio no sean las únicas constantes en la vida, quizás el correr también es parte de este pequeño –y caótico- modo de vivir. Si algo te puedo decir, -yo que aun corro- es que en definitiva es parte del proceso de crecer, de escucharse y defenderse. Se necesita mucho valor para hacerlo, para emprender el viaje por el camino menos transitado y aquellos que lo han hecho siempre lo verán así. Recuerda que: “All great changes are preceded by chaos.” – Deepak Chopra