lunes, 16 de septiembre de 2013

The Dos and Don'ts {incompleta}

Me encanta la época en que vivo. Me encanta que esté llena de avances tecnológicos y científicos, que no existan barreras ni cosas imposibles. Sin embargo, pese a que adoro ser parte de una época en constante micro evolución, una parte de mí – quizás la mayor parte- está siempre nostálgica del pasado.  Me gusta pensar que soy una entusiasta del antaño, constantemente enamorada de su música, su literatura, sus modas y sus filosofías.  – No, eso no me hace una hipster or anything like that-.  Más nuestra época, si lo pensamos con cuidado, es perfecta. Vivimos en el mundo del acceso y el conocimiento, no existen límites ni fronteras para la información que podemos adquirir.

Aparte ahora somos más libres de expresarnos como queramos, ya que ante el ciberespacio YO decido como mostrarme. Quien me “sigue”, quien me da “likes”, cuales fotos “etiqueto” y si quiero informar de donde y con quien estoy. También podemos ejercer una profesión totalmente distinta a nuestra profesión “formal”, es casi como jugar a disfrazarse por un momento; así nos convertimos en críticos gastronómicos y de arte, comentarista de deportes, escritores, presentadores de programas, activistas sociales -… you name it-, y lanzar nuestra opinión cómodamente al mundo, esperando que someone –somewhere- se identifique nos de “RT” o “mention” o incluso un clic que más tarde se convertirá en un “like” o un “♥”.

Deberíamos ser felices; pero no. Pese a vivir en lo que parecería un cuento de hadas, somos mucho más miserables y nos sentimos más solos. Tremenda dicotomía, ¿no?.  Estar solos cuando tenemos todas las herramientas para estar juntos. Justo en este momento es que empieza esta historia, aquí es que empieza la búsqueda.

Mis amigas y yo, nos encontramos en los plenos – difíciles, asombrosos, terroríficos y excitantes- 20’s y a menudo hablamos de ese vacío que Satre, Unamuno, Nietzsche y Cortázar – por mencionar solo algunos- venían mencionando. No sabemos que lo causa, ni cuando se activa y –por desgracia- tampoco sabemos si algún día desaparecerá.

Siguiendo –o no- los métodos más ortodoxos, cada una ha pasado por su propio proceso de llenado,  muchos zapatos, fiestas, borracheras, amigos, ropas, estudios, relaciones y reconocimientos después; el vacío seguía presente. Así que recurrimos a – lo que según toda película es- la cura de ese mal: El amor  y lo que representaría su búsqueda. 

De pequeñas nos enseñan que el amor  es esta fuerza mágica que mueve al mundo, que es capaz de eliminar barreras, vencer prejuicios, sobrevivir en el tiempo, salvar vidas e incluso vencer el miedo y la muerte. Así que si esta fuerza “mágica” funciono para todos ellos porque no funcionaría para nosotras. No obstante, tras varios encontronazos estábamos seguras de que algo faltaba.

Así fue como un día tras mucho analizar y pensar, - y con la ayuda de varias copas-llegamos a la conclusión de que no buscamos el amor – ni él nos busca a nosotras- buscamos intimidad. La intimidad, - pese a ser uno de los componentes del amor- era justo la respuesta que buscábamos,  ya que esta se centraba en una conexión  entre dos personas que comparten sus vidas y secretos , no solo de forma física  sino de esta otra forma a la cual le temíamos tanto: La EmocionalSi, al final la intimidad se basaba en eso. Puras y complicadas emociones. 

Ya deben imaginar mi sorpresa al enterarme que para llenar ese "vacío" debía  probablemente, pasar a buscar el corazón roto que deje en el taller durante mis años de bachiller  y aproximarme a alguien dispuesta a que me lo rompan otra vez. Que esta vez las cosas deberían evolucionar con calma, para formar un vinculo fuerte. Que tenia que HABLAR de mis sueños y esperanzas, contarle como veo la vida, y quizás  incluso deba de admitir aquella historia vergonzosa que solo saben mis amigas.No pude evitar preguntarme ¿Es este el precio real del amor o esta es solo la versión posmoderna, la versión light?  ha estas alturas claro que sabia que podía elegir conformarme con menos, podía perfectamente seguir formando parte de relaciones superficiales en las cuales las emociones se quedan lejos, o quizás - solo quizás ,  debía ponerme la ropita de niña grande, llenarme los pulmones de aire y admitir que me muero del mal de mi época: La soledad. 

Mi búsqueda aun no ha terminado  - aveces creo que no estoy lista para que empiece- así que dejare esta historia abierta como una pagina en blanco para poder contar como me fue y asegurarme de escribir los atajos que tome... ya saben por si la pierdo otra vez.

Love.