El domingo en que morí, me levante con el maquillaje corrido y el cuerpo adolorido, oí tu voz tararear en la ducha, me lave la cara y puse un café. El domingo en que morí te bese cansada, como si la rutina le ganara la batalla al vértigo inminente que recreaban tus besos en cada ocasión. Salí a "explorar", como llamabas a mi manía de comprar libros que nunca leería en su totalidada, a compar un poco de café y a limpiar el aire de mi sistema. Tu te quedaste en casa, querías cocinar.
Ese domingo me esperaba en casa por primera vez en mucho tiempo una torta de frambuesas, un vino espumoso en la nevera y un buen filete de res. Me esperaba un anillo también, pero eso nunca lo pude saber. ¿ Supe en algún momento, a ciencia cierta, todo lo que una vez me espero en casa?
Antes de morir, disfrute un café y compre para ti un libro. Uno de esos libros en los que buscarías respuestas pero nunca leías, una edición nueva de las historias del creador de la maga, un modelo descodificado para armar. Salí del café con el teléfono en mano tomándole la foto a tu regalo, presione enviar y luego....
Nunca sabré que el conductor estaba borracho, o que se suicidaría días después al verte destrozado en el juicio. Nunca sabré que no volviste a amar como me amaste a mi, que vendiste la casa o que te compraste un perro. Nunca sabré si tuve funeral, o si Diego vino a llorar sobre mi tumba; nunca sabré que lo abrazaste a un a sabiendas de que lo ame mucho mas que a ti. Nunca sabré en realidad que me paso, si existí o si solo fue una tulpa. Breve, borrosa e irreal.
[Inspirado en la pelicula One Day]
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